En estos momentos en que la confianza de los consumidores se ve afectada por la profunda crisis del sistema financiero, están recorriendo España distintos esquemas piramidales fraudulentos cuyo factor común es una pretendida inversión en los “mercados de divisas” o “mercado Forex”.
Bajo el término Forex se conoce al mercado internacional de divisas donde cualquier persona o institución puede comprar o vender divisas. Antiguamente un particular no tenía más remedio que acudir a su banco (o casa de cambios) para comprar o vender cualquier divisa y esa entidad declaraba ese movimiento a las autoridades financieras. Con la liberalización y modernización de la economía han surgido plataformas perfectamente legales que permiten a los particulares comprar y vender divisas a través de Internet, si previamente abren una cuenta con esa institución.
Aquellos particulares que sean suficientemente arriesgados, listos y afortunados pueden ganar dinero (y perderlo) con esa actividad especulativa como podrían hacerlo en los mercados de materias primas, de futuros, de renta variable, de renta fija, de petróleo, de zumo de naranja o de cromos. Feliz o desgraciadamente no ha nacido una persona que haya dado con la fórmula de obtener especulando de manera continuada rentabilidades muy superiores a la inflación. Así pues, solo la actividad productiva (no especulativa), es decir aquella actividad en la que personas, recursos materiales y conocimientos se combinan para proveer servicios o para convertir alguna materia prima en un producto de mayor valor, es la que puede producir beneficios sin que alguien tenga que perder para que otro gane.
Constantemente se inventan sistemas para que unos pocos ganen a costa de que muchos pierdan. Alguna de estas actividades es perfectamente legal, por ejemplo la lotería. Sin embargo, hay tramposos muy hábiles que montan sistemas fraudulentos en los que hacen creer a las personas que invierten su dinero cuando en realidad están jugando a una lotería ilegal en la que se invierte mucho y se gana algo solo si uno mismo acepta en convertirse en tramposo a su vez y engañar a otros en una cadena sin fin. Es lo que se llama una pirámide. Tengo la certeza absoluta de que no es posible generar rentabilidades significativas de manera constante y durante mucho tiempo en inversiones especulativas. El disfraz de las inversiones en Forex empieza por su nombre. Hace creer a los incautos que pertenece a ese mercado en el que participa todo tipo de instituciones. Esto se llama ingeniería social: adquirir apariencia de legalidad.
El siguiente elemento es hacer creer a los inversores que realmente invierten en divisas. Como ese inversor no está informado de que las divisas no producen más que el tipo de interés de cada moneda y que especular con su valor es incierto y arriesgado, la avaricia le invita a creerse el cuento como quien cree en los Reyes Magos.
El momento clave es cuando comprueba mediante extractos e incluso recibiendo dinero que efectivamente, por los 1.000€ que puso y por los que le prometieron un 20% mensual, el primer mes le pagan 200€. ¡¡Esto es un chollo!!
Cuando el segundo mes ve que de nuevo le pagan 200€, se pone aun más contento pero otras personas empiezan a advertirle del fraude en el que se ha metido, empieza a pensar: Ojalá no se caiga esto antes de que recobre mi dinero. Entre esa duda, la avaricia y la credulidad, prefiere atender las peticiones de ayudar a que más personas se beneficien de este extraordinario chollo.
Atrapado en el sistema, lo ignora todo. Algunos, los más listos, van escapándose cuando aún están a tiempo. Ojo: muchos de estos esquemas se revisten de respetabilidad mostrando alguna entidad extranjera debidamente registrada en su propio país. En el mejor de los casos, esto no quiere decir más que realmente existe en ese país una entidad registrada, no que esa entidad esté autorizada a vender inversiones en nuestro país.
Conclusión: estos esquemas ofrecen rentabilidades del 5% o del 10% mensual y comisiones para los agentes de otro tanto. Todo el mundo puede comprender que si rentabilidades así fueran posibles nadie arriesgaría su capital en montar empresas ni proyectos, sino que simplemente invertirían en Forex. No caiga en la tentación y asegúrese de que invierte siempre a través de una entidad legalmente autorizada para ello. Miles y miles de personas han perdido su dinero en estos esquemas. La policía no los conoce, la CNMV no los supervisa y el consumidor no sabe a quien acudir. No sea el próximo en caer.
Aquellos particulares que sean suficientemente arriesgados, listos y afortunados pueden ganar dinero (y perderlo) con esa actividad especulativa como podrían hacerlo en los mercados de materias primas, de futuros, de renta variable, de renta fija, de petróleo, de zumo de naranja o de cromos. Feliz o desgraciadamente no ha nacido una persona que haya dado con la fórmula de obtener especulando de manera continuada rentabilidades muy superiores a la inflación. Así pues, solo la actividad productiva (no especulativa), es decir aquella actividad en la que personas, recursos materiales y conocimientos se combinan para proveer servicios o para convertir alguna materia prima en un producto de mayor valor, es la que puede producir beneficios sin que alguien tenga que perder para que otro gane.
Constantemente se inventan sistemas para que unos pocos ganen a costa de que muchos pierdan. Alguna de estas actividades es perfectamente legal, por ejemplo la lotería. Sin embargo, hay tramposos muy hábiles que montan sistemas fraudulentos en los que hacen creer a las personas que invierten su dinero cuando en realidad están jugando a una lotería ilegal en la que se invierte mucho y se gana algo solo si uno mismo acepta en convertirse en tramposo a su vez y engañar a otros en una cadena sin fin. Es lo que se llama una pirámide. Tengo la certeza absoluta de que no es posible generar rentabilidades significativas de manera constante y durante mucho tiempo en inversiones especulativas. El disfraz de las inversiones en Forex empieza por su nombre. Hace creer a los incautos que pertenece a ese mercado en el que participa todo tipo de instituciones. Esto se llama ingeniería social: adquirir apariencia de legalidad.
El siguiente elemento es hacer creer a los inversores que realmente invierten en divisas. Como ese inversor no está informado de que las divisas no producen más que el tipo de interés de cada moneda y que especular con su valor es incierto y arriesgado, la avaricia le invita a creerse el cuento como quien cree en los Reyes Magos.
El momento clave es cuando comprueba mediante extractos e incluso recibiendo dinero que efectivamente, por los 1.000€ que puso y por los que le prometieron un 20% mensual, el primer mes le pagan 200€. ¡¡Esto es un chollo!!
Cuando el segundo mes ve que de nuevo le pagan 200€, se pone aun más contento pero otras personas empiezan a advertirle del fraude en el que se ha metido, empieza a pensar: Ojalá no se caiga esto antes de que recobre mi dinero. Entre esa duda, la avaricia y la credulidad, prefiere atender las peticiones de ayudar a que más personas se beneficien de este extraordinario chollo.
Atrapado en el sistema, lo ignora todo. Algunos, los más listos, van escapándose cuando aún están a tiempo. Ojo: muchos de estos esquemas se revisten de respetabilidad mostrando alguna entidad extranjera debidamente registrada en su propio país. En el mejor de los casos, esto no quiere decir más que realmente existe en ese país una entidad registrada, no que esa entidad esté autorizada a vender inversiones en nuestro país.
Conclusión: estos esquemas ofrecen rentabilidades del 5% o del 10% mensual y comisiones para los agentes de otro tanto. Todo el mundo puede comprender que si rentabilidades así fueran posibles nadie arriesgaría su capital en montar empresas ni proyectos, sino que simplemente invertirían en Forex. No caiga en la tentación y asegúrese de que invierte siempre a través de una entidad legalmente autorizada para ello. Miles y miles de personas han perdido su dinero en estos esquemas. La policía no los conoce, la CNMV no los supervisa y el consumidor no sabe a quien acudir. No sea el próximo en caer.
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